miércoles, 30 de diciembre de 2015

SIETE COSAS QUE DEBES TOMAR EN CUENTA A LA HORA DE HACER TU ITINERARIO

 
INVESTIGA BIEN   

Sin duda Tailandia es un país hermoso y por supuesto merece hacer un viaje … o varios. Seguro ya tendrás más o menos claro qué lugares quieres visitar: playas, templos, junglas tropicales y también de concreto. Pero antes de comprar un boleto de avión intenta ir más allá del folleto turístico. Tailandia no es solo Sol, arena blanca y cocteles bajo la sombra de una palmera; como cualquier lugar en el mundo tiene un lado amable y otro no tanto. Descubrirás que a pesar de ser un país que a casi todos nos resulta barato, casi siempre te cobrarán más por ser turista. A ratos sentirás que todo mundo quiere venderte algo. Los tan simpáticos tuk-tuks a menudo te querrán estafar. También puede que te parezca que está más sucio y contaminado que tu país. Si te hartas de la comida thai, es posible que te encuentres pagando el doble por un espagueti boloñesa que ni es espagueti, ni tiene nada de boloñesa. Es posible que te des cuenta que aquí existe un grave problema de maltrato animal, y tal vez hasta llegues a participar de él sin saberlo. Verás que aquí el turismo sexual es toda una industria y que sus límites pueden ser algo sórdidos. Tal vez no te tome mucho tiempo darte cuenta que eso del país de las sonrisas no es más que un truco publicitario: a pesar de que generalmente los thais son gente amable y de buen corazón, también existen los que son groseros, los que te hacen mala cara, y los que te avientan el cambio. Y los hay más en las zonas más turísticas … sí, justo esas que has visto en los folletos. Tailandia es un lugar fabuloso pero no es un cuento de hadas. Es un país real, como todos, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Si logras entender esto y decides quedarte con todo lo bueno que te ofrece –que es muchísimo- será uno de los mejores viajes de tu vida, y estar informado y preparado es fundamental. Recuerda, cada quien vive el viaje que quiere y se lleva a casa lo que prefiere, y no hay mejor herramienta para viajar que una buena actitud. 


ES MEJOR VENIR CON TIEMPO O DINERO    

Por supuesto que es posible conocer bien este país por poco dinero. Pero si crees que vas a hacerlo en veinte días estás muy equivocado. Mientras más ambicioso sea tu itinerario, más tiempo vas a necesitar, o requerirás más pasta para acelerar ciertas cosas. En cualquier caso, estás condicionado a los tiempos de traslado que hay en el país; algunas veces pueden ser lentos, y en ciertas ocasiones no existen rutas directas entre ciertos lugares. Si estás dispuesto a pagar vuelos puede que ayude un poco, pero además de que tu presupuesto subirá considerablemente, es una solución que no siempre funciona como creemos. Si además piensas incluir algún otro país del Sureste Asiático, con mucha más razón: cruzar fronteras es lento, tedioso y en varios casos miserable.   


VE BIEN CUÁL ES LA VISA CORRECTA   

La situación de la visa es distinta para todos. Alguno países necesitamos tramitarla en una embajada antes de ingresar a territorio tailandés, pero no todas las embajadas ofrecen los mismos tipos de visados. Por ejemplo, si estás pensando en tramitar una visa con entradas múltiples has de saber que éstas no están disponibles en ninguna embajada tailandesa en el resto de los países del Sureste Asiático, así que si estás pensando en conseguir una es mejor organizarla desde tu país. De igual manera, existen países que están exentos de visa para entrar a Tailandia, pero los días que te permitirán quedarte pueden variar dependiendo de si ingresas al país por aire o por tierra. Sea cual sea tu nacionalidad, antes de darle forma a un itinerario revisa los lineamientos del visado en la embajada de tu país y planea conforme a ello.   


TU PRIMER Y ÚLTIMO DÍA NO CUENTAN (Y TAL VEZ EL SEGUNDO TAMPOCO)    

La mayoría de los que llegamos a Tailandia es después de un vuelo de al menos 12 horas, a veces el doble. Tu vuelo puede llegar literalmente a cualquier hora, y aún si tuvieras todo el día por delante lo más probable es que no llegues con la energía suficiente para devorarte Bangkok. Recuerda también que del momento que bajas del avión al que llegas a la puerta de tu hotel pueden pasar un par de horas, especialmente si llegas a medio día. Para complicarlo más, tendrás tus horas de sueño literalmente al revés y puede que te tome dos o tres días ajustarte. Este ajuste debe ser gradual, y si bien sí es recomendable hacer algo si aún es de día, lo mejor es tomártelo tranquilo y que no sea muy lejos de tu hospedaje. La cosa es que el primer día nunca es un día 100% efectivo, así que no lo tomes como tal. Lo mismo sucede con el último: a menos que tu vuelo salga a medianoche tendrás el día completo para recorrer la ciudad.   


LOS AVIONES NO SIEMPRE TE AHORRAN UN DÍA COMPLETO. LOS FERRYS MENOS.    

Seguramente ya viste el mapa de Tailandia y has llegado a la conclusión de que ningún vuelo debe de tomar más de dos horas. Pues no lo des por sentado y averígualo bien. Si tu presupuesto es generoso podrás encontrar vuelos directos en la mayoría de las rutas. Pero si quieres pagar menos de 50 dólares vas a tener que ser más flexible (de nuevo, la cuestión del tiempo). Las principales aerolíneas de bajo costo en la región son Air Asia, Nok Air y algunas veces Air Bangkok. También recuerda que los vuelos no siempre salen en el cómodo horario de 8am o 10pm, o que a veces estos horarios son más caros que el resto. Si la mejor opción que encuentras es a las 2pm tendrás un día a medias, que muchas veces es igual a nada si hablamos de disfrutar del lugar. Para vuelos internacionales ten en cuenta que prácticamente se duplicarán todos los tiempos, pues tendrás que estar al menos dos horas antes del vuelo y pasarás por migración al llegar. Otra cuestión que debes tomar en cuenta es que los aeropuertos en Bangkok se encuentran bastante retirados del centro y posiblemente el traslado te lleve una hora o más.   

Y si hablamos de transportes marítimos la cosa pinta menos prometedora. Si vas a la isla de al lado o al puerto más inmediato puede que estemos hablando de una o dos horas. Pero si quieres moverte más lejos te tomará cuando menos medio día. Aquí no hay mucho que hacer pues la oferta de horarios es mucho más limitada que con los vuelos, y en ciertas rutas y épocas del año hay solo un servicio al día. Y si tuvieras que combinar alguno con un traslado terrestre –como es necesario para cruzar de costa a costa- de plano da el día por perdido.   

Además de considerar cuántos días quieres darle a cada lugar, piensa también el tiempo que consumirán los traslados y contempla asignar días exclusivamente al transporte. Verás que planear algo como 2 días en Koh Phi Phi, seguido de 2 en Koh Phangan y 3 en Bangkok sin considerar tiempos de traslado es un auténtico disparate.   


RESERVAR O NO RESERVAR, ESA ES LA CUESTIÓN   

Así como hay a quienes les gusta viajar con un Excel en la mano que les diga cuánto tiempo deben pasar bajo cada palmera, hay a quienes les encanta la opción más hippie de llegar sin un plan definido y moverse con la marea. Cada quien viaja como quiere, y no hay una respuesta definitiva en cuanto a si debes viajar con reservaciones o no. Sabrás que en temporada alta los servicios se encarecen en cualquier lugar del mundo (y más en los que son muy turísticos), y las opciones más económicas o con mejor relación calidad-precio son las primeras en agotarse, aunque eso no quiere decir que no puedas organizar el hospedaje y el transporte una vez estando allá.    

Si decides organizar todo desde casa tu itinerario quedará amarrado y será complicado hacer cambios sobre la marcha. Pero te ahorrará tiempo cada vez que llegues a una ciudad pues no tendrás que ponerte a buscar vacantes. También, en la mayoría de los casos te permitirá estudiar un mayor número de opciones –sin estar bajo el rayo del sol con varios kilos al hombro- y lo harás con más información si tomas en cuenta las referencias que otros viajeros dejan en sitios de hotelería como Tripadvisor, Agoda y Booking. Por otro lado, ir sin reservas te dará mil veces más libertad de hacer y deshacer, además de que casi siempre podrás encontrar opciones más baratas que las que aparecen en Internet, aunque algunas veces tendrás que alojarte en uno que otro sitio que no te guste del todo porque simplemente era el único que había.   

En general, si vas con tiempo puede que sea mejor que conserves tu libertad para hacer y rehacer tus planes cuantas veces quieras, total, vas sin ninguna prisa. Pero si tu tiempo es limitado y piensas pasar menos de tres días en determinado lugar, puede que te beneficies más de hacerlo desde casa y aprovechar más el tiempo en cada destino.  
En cuanto a los transportes ve tranquilo que casi siempre hay lugar. Usualmente puedes encontrar disponibilidad una noche antes del viaje, aunque hacerlo con dos es mejor. La única excepción es con las camas en trenes nocturnos. Estas tienen gran demanda (y mucho más durante la temporada alta) y reservar al menos una semana antes (o más) es absolutamente necesario. Si aún no estás en Tailandia, puedes hacer la compra por 12go.Asia y recoger tu boleto en la estación de tren o hacer que te lo manden a un hotel.  


DALE EL TIEMPO QUE MERECE   

Un viaje va más allá de conocer monumentos famosos y tomarse selfies. Un viaje también se trata de observar, sentir y descubrir una nueva cultura, desde el momento que te levantas hasta que te acuestas. Si Francia es mucho más que la Torre Eiffel y Notredame, Tailandia en mucho más que el Grand Palace y Maya Beach. La esencia de un país no radica en sus edificios antiguos ni en sus obras de arte, sino en su vida cotidiana y su gente. Dale tiempo a esto en cada lugar por el que pases, dale un buen tiempo. Dale tiempo a hacer cosas que no aparecen a la Lonely Planet. Dale tiempo a disfrutar de cosas tan sencillas como caminar sin rumbo y asomarte en todas partes. ¿Qué si se puede hacer Bangkok en dos días? ¿Chiang Mai en uno? Seguro, pero en ese caso puede que sea mejor que veas un documental de la National Geographic o el Travel Channel, esos duran una hora y te saldrá mucho más barato. Si piensas quedarte solo un día en un sitio, mejor pregúntate si realmente vale la pena. Un día no da para entender gran cosa, y a veces ni dos ni tres. Además recuerda que viajar cansa el cuerpo, el ánimo y la mente, y de vez en vez es buena idea descansar. A veces es difícil aceptar esto, sobre todo si en nuestros trabajos nos han dado pocos días de vacaciones para todo lo que queremos hacer, pero también considera que este no tiene que ser tu único viaje a Tailandia. ¿Comienza a sonarte bien eso de volver?   

Como ya hemos dicho seguramente vivirás el viaje que quieres, solo te podemos aconsejar que si has decidido invertir tu dinero y tu tiempo en venir hasta acá, te lleves algo más que fotografías para el Facebook, llévate experiencias.


lunes, 28 de diciembre de 2015

CHIANG MAI EN 3 DÍAS



Te apostamos que Chiang Mai terminará siendo una de las ciudades favoritas de tu viaje a Tailandia. Todo mundo que ha ido ahí lo sabe. A pesar de que se trata de la segunda mayor ciudad en Tailandia, ofrece una atmósfera relajada que la pone a años luz de la locura y el caos de Bangkok. Y es que Chiang Mai reúne lo mejor de una gran ciudad (vida nocturna, shopping, buenos restaurantes y un ambiente cosmopolita) sin arrastrar muchos de los problemas que hacen que odies las junglas de asfalto (tráfico, ruido, contaminación, crimen y demás). Es una ciudad que te seduce desde el primer día y en poco tiempo te encontrarás diciendo “yo podría vivir ahí”.   

Chiang Mai es el centro del norte de Tailandia y merece que le dediques al menos tres días. Que no te extrañe si te atrapa algunos más, y aún así termines yéndote sintiendo que te faltó tiempo. Entonces, ¿cómo aprovecharla al máximo?   

Antes que nada es importante que sepas que a pesar de que Chiang Mai cuenta con más de 300 templos, no es una ciudad que se viva a través de sus monumentos. Gozar de ella tiene más que ver con caminar sin rumbo y perderse en la ciudad. Por eso mismo nos resulta complicado sugerir un itinerario fijo, pues acabaríamos con su magia: que TÚ la descubras a tu manera.   

Si nosotros volviéramos a Chiang Mai, dividiríamos el tiempo de la siguiente manera.



DIA 1. OLD CITY   

El casco antiguo de la ciudad está rodeado por una muralla y un foso y concentra la mayoría de los hospedajes económicos, así que es muy probable que tu recorrido comience por aquí. Es un paseo que puedes hacer perfectamente por tu cuenta y a tu ritmo, sin necesidad de contratar ningún tour o tuk-tuk. Las principales calles que atraviesan la Old City son Ratchadamnoen y Ratchamankha de este a oeste; y Ratchaphakhinai, Phra Pokklao y Singharat de norte a sur. De ahí se desprende una infinidad de callejones –o sois- que son justo los lugares donde debes perderte y explorar a fondo. La Old City también alberga la mayoría de los templos más antiguos y famosos de la ciudad. Entre los que no te puedes perder están el Wat Chedi Luang, Wat Phra Singh y Wat Phan On. Pero como ya te hemos dicho, Chiang Mai no trata sólo de templos. Tómate tu tiempo para descubrir la gran variedad de restaurantes, cafés, bares, tiendas, mercados, y casas de masaje, entre muchas opciones más.  

 
 
Ya de noche puedes cazar algún show de Muay Thai en una de las arenas locales. Si bien Bangkok es el escenario más indicado para presenciar una pelea de máximo nivel (pagando de 1000 a 3000 bahts), Chiang Mai te permitirá disfrutar de una buena sesión de guamazos por menos de la mitad (400 bahts en general, 600 en ringside). Salvo que seas un exquisito de este deporte, las peleas de Chiang Mai no te decepcionarán. Hay funciones diario y enterarse no es nada difícil; literalmente encontrarás flyers por todos lados con el programa del evento y la dirección de la arena.  


DIA 2. DOI SUTHEP   

Aunque podrías seguir explorando la Old City descubriendo nuevos changarros por más y más días, es buena idea que dediques el segundo día a visitar lo que está afuera de la muralla.   

Uno de los paseos más comunes es el que se hace a Doi Suthep, uno templo que se encuentra en una montaña en las afueras de Chiang Mai, y que es de los más importantes en el norte de Tailandia. Si bien el mayor atractivo es el templo, hay también un palacio, una aldea del grupo indígena de los Hmong, varios miradores, e incluso se puede subir hasta la cima de la montaña donde tendrás vistas espectaculares de la ciudad (si subes hasta el pico hazlo muy bien abrigado). La manera más económica para llegar es tomando un songthaew (las camionetas rojas que verás en la ciudad) hasta el zoológico por 40 bahts. Afuera del zoológico puedes tomar otro songthaew al Doi Suthep por otros 40 bahts. Si quieres subir más, tendrás que pagar de 20 a 40 bahts por cada parada adicional.

 

Tu segunda noche la puedes dedicar a uno de los espectáculos más sui-géneris en todo Tailandia: el Chiang Mai Cabaret. Se trata de un show travesti protagonizado por los famosísimos ladyboys de este país. Prepárate para cantar, bailar y reír con las versiones thais de Christina Aguilera, Rihanna y Whitney Houston. No importa si ya has visto shows de drag-queens o si es tu primero, es simplemente inolvidable. La producción está al nivel de espectáculos del mismo tipo en Estados Unidos o Europa, y te llevarás uno de los recuerdos más divertidos del viaje. El Chiang Mai Cabaret se encuentra en el Anusarn Market, en el área del Night Bazaar, y costo de la entrada es de 230 bahts, que incluye una cerveza de cortesía. No olvides llevar varios billetes de 20 para las propinas de las “chicas”.  

DIA 3. ¡HAZ ALGO!   

Chiang Mai ofrece una amplísima gama de actividades para todos los gustos y edades. Es el lugar ideal para darle sabor y variedad a tu viaje.   

Para aquellos que están pensando en un trekking, esta ciudad tiene una oferta bastante diversa para todo tipo de bolsillos. Los programas suelen durar de uno a tres días y el costo va de los 1000 a los 2000 bahts por día, dependiendo de lo que te incluyan. Por lo general se visitan cascadas, aldeas de los grupos indígenas característicos del norte, uno que otro templo, se hace algún paseo en elefante, y sobre todo se camina mucho (y a veces hasta el cansancio). De una vez te comentamos que las rutas desde Chiang Mai son bastante comerciales y no será raro que te encuentres otros grupos de turistas. Si estás buscando estar en medio de la nada, existen algunas rutas que te llevan a áreas remotas pero investiga bien ya que estés en la ciudad, o bien toma el paseo desde Chiang Rai o Mae Hong Son, donde están menos saturados. Toma en cuenta también que los recorridos más populares incluyen actividades de ética cuestionable como el paseo en elefante y la visita a ciertos poblados de grupos indígenas. Infórmate bien con otros viajeros y en internet sobre la empresa que contratarás para tener certeza que no estás fomentando la explotación animal o la comercialización de las tradiciones de grupos minoritarios.  

 
 
Si lo tuyo son los animales, en Chiang Mai existen centros con un sinfín de especies para el entretenimiento humano: tigres, monos, cocodrilos, serpientes y, sobre todo, elefantes. Emocionante, ¿cierto? Pues disculpa, pero NOSOTROS NO TE VAMOS A RECOMENDAR NINGUNO. El maltrato animal en Tailandia es un problema grave y por más simpáticos que te parezcan estos shows, la gran mayoría de los animales vive golpeada, anestesiada y esclavizada. En nuestra opinión, los animales salvajes no están hechos para la diversión del hombre. Existe un buen número de reservas naturales en el país donde sí podrás ver animales en estado salvaje en completa libertad (aunque los avistamientos no están garantizados). Pero vale, si toda tu vida has soñado con bañar un elefante existen ciertas alternativas donde se les da un trato digno, como el Elephant Nature Park. Sea cual sea tu decisión, investiga a fondo, tanto a la empresa que contratarás, como la situación de los animales en cautiverio en Tailandia. A pesar de que creas (y posiblemente tengas razón) que nada cambiará participes o no, el que lo hagas sí fomenta la continuidad de la crueldad animal en este país. Piénsalo.  


En otro ámbito, Chiang Mai ofrece muchas oportunidades para la práctica de deportes extremos: bungees, tirolesas, ciclismo de montaña, paintball, xorb balls, y una larga lista de etcéteras. El Chiang Mai X-Centre es el que recibe los mejores comentarios de viajeros.   

O bien puedes tomar un curso de cocina thai … O de masaje … ¡Las opciones nuca se acaban en Chiang Mai! Si buscas bien seguramente encontrarás algo para ti.   

Para te última noche en la ciudad te recomendamos irte a buscar aquel regalito para mamá, para el tío, para la suegra, o para quien sea. Si buscas algo más que camisetas con las marcas de las cervezas locales, Chiang Mai es el mejor sitio para hacerlo. El surtido de ropa, artesanías y joyería que encontrarás aquí no lo verás en Bangkok ni en ningún otro lado.  


Existen tres mercados que puedes visitar. El primero es el área del Night Bazaar al este del casco antiguo. Aunque tiene los precios más altos de la ciudad, tiene la ventaja de que está abierto diariamente. Pero si vas a estar un sábado o domingo olvídate de ir ahí. Los sábados por la noche tienes el Saturday Market que se pone un par de cuadras al sur de la muralla, donde encontrarás también muchísimas cosas a precios más competitivos. Lo mismo sucede con la Sunday Walking Street, que se pone los domingos al interior de la Old City. Eso sí, te advertimos de una vez: Chiang Mai es un lugar peligroso para compradores compulsivos, así que si no te cuidas prepárate para una buena resaca de voucher.

viernes, 25 de diciembre de 2015

¿CUÁNTO DINERO HAY QUE LLEVAR PARA VIAJAR EN MYANMAR?


Fuera de Singapur y Brunei, Myanmar posiblemente sea el país más caro del Sureste Asia. Esto tiene que ver con que apenas se está abriendo al turismo y aún arrastra el esquema de precios abusivo que impuso el régimen militar que gobernó el país por tanto tiempo. Los servicios turísticos y la administración del patrimonio cultural en Myanmar fueron un monopolio del régimen militar durante muchos años. Los costos eran exagerados y la calidad de los servicios más que pobre, prácticamente un atraco al turista del que no había más remedio que aceptarlo. Hoy en día, la reciente transición de Myanmar hacia un sistema democrático está abriendo la posibilidad de que el dinero se distribuya de manera diferente y ya no vaya a los militares de forma directa (porque hay que recordar que muchos invirtieron su capital en empresas de hotelería y transporte y aún son propietarios de muchas). 

Lo que aún no ha cambiado son los costos elevados y el bajo estándar de calidad: se paga mucho dinero y se recibe poco a cambio, y muchas veces para encontrar algo “decente” es necesario pagar lo que en países vecinos equivaldría a un lujo. Seguramente la libre competencia y el potencial turístico del país cambiará esta situación en los próximos años, pero por ahora existen pocas alternativas para reducir los costos de manera significativa. Mas esto no quiere decir que no se pueda hacer con relativamente poco dinero si se está dispuesto a sacrificar algunas comodidades. 

Por ningún motivo deseamos que esto se entienda como un presupuesto definitivo. Existen muchos factores que determinan un presupuesto: el ritmo del viaje, tipo de alojamiento, estándar del transporte, la alimentación y hasta las chácharas que uno se compra. Sabemos que existe gente que logra hacerlo con menos, pero también conocemos que hay quienes gastan mucho más. El fin de este post es dar una aproximación de lo que cuesta viajar en Myanmar con el mayor detalle de lo que uno obtiene a cambio. 

Claro lo anterior, esto es lo que nosotros gastamos en 23 días de viaje visitando 6 ciudades: Mawlamyine, Hpa-An, Bago, Mandalay, Bagan y Yangón.


Nuestro gasto total fue de 1,458.07 dólares, un presupuesto diario de 63.78, por pareja. Todos los gastos fueron registrados como pareja, NO de forma individual. 


VISA (peajes)

$83.51 dólares, 5.7% del total

Prácticamente todos necesitamos visa para entrar a Myanmar. Aquellos que llegan vía aérea, pueden solicitar la e-visa en este sitio, los que piensan entrar por vía terrestre tendrán que hacerlo en cualquier embajada o consulado de Myanmar en el extranjero. Nosotros lo hicimos desde Bangkok y pagamos 3,000 bahts para recibirla el mismo día, ya que también teníamos planeado solicitar la de Vietnam y no queríamos estacionarnos en Bangkok por más de una semana. Si vas con tiempo y eliges la opción de entrega de tres días hábiles, puedes ahorrarte 1,200 bahts. Esto es obviamente para aplicaciones en la embajada; la e-visa si bien simplifica los trámites, no representa un ahorro significativo.



ALOJAMIENTO

$648 dólares, 44.2% del total

Sin duda, éste rubro representa el mayor gasto en un viaje a Myanmar, así que toda intención de ahorro debe comenzar ahí. 

Nosotros nos quedamos en cuartos privados, la media que pagamos fue de 30 dólares, y no vimos nada que bajara de los 20. Posiblemente en algunos lugares (como Bagan) pudimos haber pagado menos, pero como leímos que durante la temporada alta los hoteles están a tope y las alternativas “baratas” son las primeras en llenarse, decidimos reservar unos meses antes. ¿Qué tan cierto resultó? Pues en la primera parte del viaje observamos bastante disponibilidad, pero para mediados de diciembre las opciones económicas ya estaban a tope, y quienes no llevaban reserva tenían que optar por un lugar más caro y/o cutre. A pesar de que hay oferta de dormitorios en la mayoría de los sitios, no toda guesthouse cuenta con ellos; la noche cuesta un promedio de 10 dólares.

Si no estás dispuesto a gastar buen dinero, la calidad de los hospedajes en Myanmar deja mucho que desear, así que hay que estar preparados. Nos hemos quedado en hoteles viejos, sucios y mohosos, pero nunca por tanto dinero. Los baños privados están bien, los compartidos “aceptables”, y algunas veces ni eso (en Bago tuvimos que pagar un upgrade a cuarto con baño privado porque el compartido de plano estaba muy gore).

Lo más caro: Kyaw Hotel, Bagan, $42 dólares por noche.
Lo más barato: 20th Street Guesthouse, Yangón, $22 dólares por noche.



COMIDA Y BEBIDA

$344.3 dólares, 23.5% del total


La comida en Myanmar puede ser muy barata … si tus tripas están hechas de acero. Comiendo en la calle difícilmente gastarás más de dos dólares por un menú llenador. Nosotros desistimos de esta alternativa por dos razones: por un lado la gastronomía burmesa no nos enamoró (esa maldita pasta de camarón seco que está en todos sus platillos) y por otro, vimos que un número de turistas bastante alto -incluyendo a uno de nosotros- se enferma comiendo en la calle. Así que si te dan miedo las infecciones estomacales –o los servicios médicos del país- puede que sea mejor que evites los antojitos callejeros. 

En general, un platillo cuesta entre uno y dos dólares, y en restaurantes de lujo puede llegar a los cuatro. Las bebidas cuestan un dólar y por uno más puedes tomarte una cerveza Myanmar de 630ml. Las botellas de agua purificada cuestan un cuarto de dólar.

Otro detalle importante: fuera de los sitios más turísticos difícilmente encontrarás menús en inglés … y obviamente los meseros tampoco lo hablan. Si eres muy temerario y no le ves problema a elegir tu comida a partir de un jeroglífico que quién sabe qué signifique, seguramente encontrarás más oportunidades para ahorrar. De lo contrario, el idioma será una razón más para que hagas tus comidas en restaurantes turísticos.

Lo más caro: cena para dos (con cuatro cervezas de 630ml) en restaurante de lujo Hanthawaddy, Bago, $16.27 dólares.
Lo más barato: almuerzo para dos (sin bebidas) en restaurante local Daw Yee, Mawlamyine, $3.46 dólares. 

 



TRANSPORTE PÚBLICO

$165.06 dólares, 11.3% del total  

El costo del transporte en Myanmar no es muy diferente al de otros países de la región. El principal medio de transporte para recorrer el país es el autobús, aunque existen algunas líneas de tren que conectan muchas ciudades del sur, y que unen a Yangón con Mandalay. El tren es más caro que el autobús y mucho más lento, además de que los asientos de cama para viajes nocturnos suelen estar agotados. Nosotros intentamos tomar el tren de Bago a Mandalay, y tres días antes de nuestra fecha de viaje ya no había lugares, así que hicimos todo en autobús. 

La calidad de los autobuses varía mucho. Los servicios regionales suelen ser autobuses japoneses de los 70s que literalmente se están cayendo a pedazos; pero eso sí, su costo es ridículo. Las rutas más largas son operadas por autobuses mucho mejor equipados, o hasta de lujo. Vale la pena hacer el viaje con una buena compañía si se piensa viajar de noche, no pasará de los 12 dólares y tendrás un asiento “reclinable”. De lo contrario olvídate de dormir … y de tu culo. 

Hay muchas opciones para moverse dentro de las ciudades. Se pueden rentar bicicletas en ciertos lugares por dos dólares al día, o bien una moto por no más de seis. Cualquiera que elijas, ten en cuenta que en Myanmar se conduce rápido y furioso, y hay que estar muy, muy atento. Ahora, si prefieres que te lleven tampoco vas a gastar tanto. Un viaje en taxi (que por lo regular es un motociclista) cuesta de uno a tres dólares.  

Lo más caro: autobús ejecutivo Bagan-Yangón (10 horas), $23.69 dólares.
Lo más barato: autobús local Mawlamyine-HpaAn (2 horas), $1.54 dólares. 



TURISMO  

$130.93 dólares, 8.9% del total
 
Muchas de las pagodas que visitarás en Myanmar no tienen ningún costo, aunque para entrar a las más famosas sí hay que pagar. Varios de las ciudades que visitamos venden un boleto general que te da acceso a todas las atracciones de la localidad por un lapso de tres a cinco días. Normalmente su costo oscila entre los 7 y los 10 dólares, pero será el único gasto de este tipo que harás mientras estés en la ciudad. En cada atracción te sellarán el boleto ya que puedes visitar cada una solo una vez. Además, en algunas pagodas te cobrarán un dólar por cada cámara que lleves. 

Para ver atracciones fuera de las ciudades principales la cosa cambia. Aquí muchas veces conviene tomar algún tour compartido con otros viajeros, a menos que decidas rentar una motocicleta y tengas bastante paciencia para dar con los caminos correctos y pedir indicaciones en burmés o con señas. De cualquier manera, el costo de los tours tampoco es descabellado y te permiten ver más cosas que si lo hicieras por tu cuenta (aunque esto puede ser un arma de dos filos, pues muchas veces tendrás el tiempo limitado en un lugar que te guste mucho, o tal vez te lleven a otros sitios que no te interesen tanto).  

Lo más caro: tour a ciudades antiguas en Mandalay (incluye gastos por barco y carruaje en Inwa), $24.93 dólares.

   

COMPRAS  

$70.31 dólares, 4.8% del total   

Hacer compras no es ninguna obligación y puede que sea algo que muchas personas ni siquiera lo contemplen dentro de su presupuesto. A nosotros nos gusta llevar un pequeño recuerdo de cada país que sea económico y fácil de transportar, y en algunas ocasiones compramos cosas más por ayudar a la gente local que porque realmente nos gusten los productos, finalmente es una forma de ayudar. En fin, el caso es que aunque sea poco, gastamos. 

Si vas con presupuesto ajustado, alégrate: Myanmar te dará la oportunidad de que no gastes un céntimo en compras. La oferta de artesanías es muy limitada y la calidad de la ropa bastante mala, así que si estás pensando en irte de shopping, mejor guárdate ese dinero para un episodio de compritis en Tailandia. Tal vez solo se salven las pinturas de arena que encontrarás por todas partes en Bagan, y el mercado Bogyoke en Yangón, que cuenta con una oferta de productos interesante.

Lo más caro: dos pinturas de 65x40 en Bago, $31.09 dólares.
Lo más barato: pulsera de “jade” en Inwa, $0.9 dólares. 

 





NO CATEGORIZADO   

24.96 dólares, 1.7% del total  

Este rubro lo utilizamos para agrupar gastos misceláneos como pueden ser productos de baño y aseo personal, lavandería, baños públicos, cables y adaptadores eléctricos, reparaciones y cigarros.

Lo más importante aquí es la cuestión de la lavandería. En Myanmar no la cobran por kilo sino por pieza. Los jeans suelen ser el ítem más caro y más o menos se paga 1000 kyats; por la ropa de dos personas de una semana se pagan unos 8000 kyats, 7 dólares.

Otro punto a destacar es que Myanmar es el paraíso para los fumadores. Si compras marcas locales como Ruby Red o Premium Gold estarás pagando 0.3 dólares por cada paquete, sin fotos de traqueotomías o fetos.

En conclusión, se puede viajar más o menos cómodamente por Myanmar con 40 dólares al día. Posiblemente se pueda hacer por 30 si tienes alguien con quien compartir habitación o te quedas en dormitorios, y si comes en restaurantes locales.  

***Nota: En este presupuesto no están contemplados gastos de avión ya que pueden variar considerablemente dependiendo desde dónde se origina el viaje. Aquellos que piensen visitar Myanmar desde otro país del Sureste Asiático, Air Asia tiene un vuelo regular de Bangkok a Yangón que está entre 150 y 200 dólares, viaje redondo. Quien tenga pensado entrar por tierra obviamente puede hacer caso omiso de este gasto. 

sábado, 19 de diciembre de 2015

10 COSAS QUE TE HARÁN SABER QUE ESTÁS EN MYANMAR







1. Monjes budistas por doquier.



Los monjes (y monjas) en Myanmar se cuentan en cientos de miles, así que te los encontrarás en todos lados. Hasta en lugares donde nunca te habrías imaginado ver un monje: comprando en el mercado, rebasando en la moto, cargando saldo en la tienda de celulares, y hasta en el banco (sí, los monjes hacen todas esas cosas). Investigar un poco sobre la vida monástica en este país es fundamental, pues aún cuando pueda romper la imagen romántica que tanto nos gusta tener sobre ellos, ayuda a comprender que son gente común y corriente como todos nosotros, no criaturas mágicas con superpoderes.

    –El día que vi un monje fumando y jugando cubilete con unos vagos en las vías del tren, perdieron mucho del encanto-.
Chaira Lilí a una semana de llegar a Myanmar, ciudad de Bago.

El día que un monje se la quiso ligar lo perdieron por completo.

Todo varón en Myanmar tiene la obligación de hacer al menos dos estancias de un año en algún monasterio durante su vida. Generalmente la primera sucede entre los 7 y 12 años, y la segunda después de los 20. Pues, prácticamente todo mundo en este país ha sido monje, y de todos los que se ven, no todos se quedan monjes de por vida. Así que existe toda una escala de grises: como hay gente, hay tipos de monjes. Y están los que se lo toman muy en serio y los que no.

Una cosa sí es incuestionable, y es la importancia que tienen en la educación, y la conservación de la moralidad y valores budistas dentro de la sociedad burmesa, una cuestión que los pone bastante más adelante de Occidente en cuestiones sociales e incluso emocionales. 


2. Montañas sagradas que te recordarán que es hora de dejar de fumar.



Existe una fijación en este país por construir monasterios, templos y demás monumentos en lo más alto e inaccesible de la montaña. No sabemos bien si esto tiene que ver con esta cuestión de acercarse a lo divino, con alguna alegoría en el budismo, o si fue simplemente por joder. Pero vaya que vale la pena descubirlas. Al subir los muchos caminos de escaleras que serpentean hacia la cima te encontrarás un mundo de pagodas, monasterios, altares, Budas y rocas sagradas ... Sí, eso que uno se encuentra por todas partes en Myanmar. Entonces, ¿para qué demonios subir? La mejor razón para hacerlo es el trayecto mismo. Por un lado, alcanzar la cima genera una meta que requiere de un esfuerzo personal -estés en buena condición física o no- que trae un sentimiento de logro al que consigue llegar hasta arriba; por otro lado, te permite descubrir una nueva cara de la vida espiritual de éste país, que es la importancia de la peregrinación. Ahí podrás comprender que el esfuerzo que hacen los locales no es para tomarse una selfie, sino una forma de generar mérito espiritual. Pero, no hay error: tu sí hazte de unas buenas fotos, que tendrás vistas soberbias de la ciudad donde te encuentres.


3. Sobredosis de Budas.


Para los burmeses, si hay espacio en cualquier rincón, cabe un Buda … Es más, métanle dos, y si nada se cae, pónganle tres. Los hay de todos colores y sabores: parados, sentados, caminando, acostados, con ojos abiertos, cerrados, volteados, de pacheco, con la mano abierta, cerrada, al revés, en fin. Para disfrutar de los Budas en este país es mejor tomárselo como conossieur –la actitud del disque le sé y disque me clavo- aún cuando no tengas ni idea de qué tienes enfrente. Si admiras con detalle cada característica de cada imagen, poco a poco la observación se va refinando. Y es ahí donde surge la magia, pues eso detona el sentir de toda la filosofía del budismo y su mística. ¿Por qué está parado? ¿O sentado? ¿Qué trae en la mano? ¿Me está hablando a mi? ¿O a quién? Verás que muy pronto las respuestas llegan y sazonan toda la historia. Tras una semana de viaje por aquí es posible que veas más de diez mil Budas –y esto no es ninguna exageración- pero si escuchas lo que hay detrás de cada imagen, encontrarás la historia de un país.


4. Las sonrisas más hermosas que hayas visto.





¿Hay algo más que decir?


5. La belleza del Thanaka.


Al poco tiempo de llegar a este país descubrirás que prácticamente todas la mujeres –y algunos niños y adolescentes- se cubren las mejillas y la frente con una pintura color amarillo cremoso. Se llama thanaka y se trata de un pigmento natural hecho a partir de la corteza de un árbol que se usa para hidratar la piel, protegerla del Sol, aliviar el acné, pero principalmente con fines cosméticos. Ciertamente es un cuanto extraño al principio, pero es fascinante cuando uno comienza a descubrir la belleza que imprime a los rostros de este país. Y es que en verdad, la gente –toda la gente- se ve hermosa con thanaka. Si lo piensas un poco, verás que no existe gran diferencia con el estereotipo de belleza que Maybelline o Cover Girl tratan de imponer a través de la mercadotecnia internacional, y que las diversas manifestaciones de la belleza en el mundo merecen salir del “exotismo” de las revistas que ya conoces. 


6. Ese inconfundible olor a camarón seco.


El camarón seco es uno de los ingredientes clave dentro de la cocina burmesa y quieras o no, terminarás probándolo. Su gama de presentaciones supera a la de los tintes de cabello de cualquier supermercado: molido, pulverizado, frito, aglomerado, con pedacitos (la versión chunky), en conserva, en dulces, en pasta, en salsa, en curry, en gravy. Literalmente hasta en la sopa, así que resulta más que normal hallar este olor en cualquier calle o cocina –que muchas veces son sinónimos- en este país. El sabor es fuerte y extraño y no suele enamorar muchos paladares occidentales, pero el olor es algo que simplemente no se puede evitar. Pero tampoco es tan malo, recordemos que toda ciudad tiene sus olores característicos: ahí está el metro de París para recordarnos que no todos son agradables, y que hay manera de vivir con ellos y disfrutar la vida.


7. Ver la muerte de cerca cada vez que te subes a un transporte.



Recorrer los caminos maltrechos de Myanmar, sea en moto, taxi o autobús debería ser considerado deporte de alto riesgo. No tardarás mucho en encontrarte viajando a 100 por hora rebasando en curvas ciegas en carreteras de un solo carril. Respira. No temas. Mira a tu lado y observa los apacibles rostros de los burmeses que te acompañan. Entiende que tal vez la siguiente vida pinta mejor que ésta. O tal vez el conductor lo tiene medido milimétricamente y no va a pasar nada. Puede que pasen diez días o más y no veas un solo semáforo o señalización de cualquier tipo. De la cultura vial y el respeto al peatón olvídate, aquí son parte de la literatura de ciencia ficción. Si ya estás entrando en pánico y has decidido bajarte y andar a pie, no te preocupes, también hay diversión allá abajo: la lógica burmesa es que ese vehículo que está a punto de atropellarte bajo ningún motivo frenará. Es tu obligación esquivarlo y correr por tu vida.



8. Gargajos. Chingos de gargajos. Rojos.


Para quien no sabe descifrar los cantos y rezos de los monasterios y pagodas, el soundtrack de este país sin más remedio será el de un escupitajo. Mucho se ha hablado sobre la proclividad de los asiáticos de escupir en cualquier lugar y a todo momento, pero créenos: los gargajos llegan a un clímax sin paralelo en Myanmar. Todo esto viene del hábito a nivel nacional por masticar unos pequeños bocadillos de nuez de areca envueltos en hoja de betel, que tras rumiarlos por un tiempo se escupen donde sea. El consumo de la kuhnia tiene tal magnitud y resulta tan adictivo, que prácticamente no existe un sitio en el país que no esté cubierto de manchas rojas, frescas o secas. Más allá, los daños irreversibles a la higiene bucal que provoca su consumo ocasiona que muchos personajes adictos a este extraño placer tengan sonrisas de ultratumba.


9. El dilema de los billetes.


Cambiar dinero en Myanmar es todo un pasón. Y es que tienen una manía enferma con que el dinero que les entregas parezca recién salido de la imprenta. Nada de manchas, marcas, ni cualquier rayón o tachón de ningún tipo –aun cuando éste no haya sido tu obra- así que revisa tus dólares o euros muy bien antes de venir. Ah, y también tienen que venir bien planchaditos, pues tampoco los aceptarán si tienen el más mínimo doblez, así que olvídate de eso de ponerlos en la cartera.

Obviamente los kyats locales que recibirás a cambio no estarán en las mismas prístinas condiciones que ellos te exigen a ti. Esto realmente no es problema; por más viejo que sea el dinero, sigue siendo dinero. El lío es que en un país donde el billete de mayor denominación es de 5,000 –aunque se rumora que existen de 10,000- y con un tipo de cambio de 1,300 kyats por cada dólar, cambiar más de cien dólares es suficiente para terminar con un gordísimo fajo de billetes hará que te sientas en un videoclip de hip-hop. Para que te des una idea: dos billetes de cien dólares se convertirían en un mínimo de 52 billetes, y eso si acaso es que recibes todo tu dinero en billetes de 5,000. Así que si estás pensando en cambiar 500 de un jalón puede que sea buena idea que lleves un maletín de mafioso. 


10. Soundsystems callejeros a todo volumen.


Es común que en muchos países asiáticos la música salga a las calles en forma de bocinas y equipos de sonido ambulantes. Lo que vuelve a Myanmar tan especial es que no hay ningún otro lugar donde estén peor ecualizados. Parece que para los burmeses cualquier perilla en la consola está hecha para tenerla a tope, da igual si se trata de un mantra budista, un vendedor de ungüentos y pomadas, o un cover del Gangnam Style en burmés (que sí existe). Por las calles y carreteras todos los días se puede observar algún desfile de bicicletas, motos y camionetas armadas de altavoces y bocinas polvorientas y una docena de chavos bailando encima del carrito. Lo más curioso es que el hecho de que el escándalo irrumpa en la cotidianeidad, es parte misma de la cotidianeidad en este país. ¡Que no te extrañe si tu conductor o el fulano que te está atendiendo en la tienda deja lo que está haciendo para irse a bailar al reventón ambulante!

miércoles, 16 de diciembre de 2015

LO QUE NO TE PUEDES PERDER EN MYANMAR

Myanmar es un país colmado de vida y sonrisas; de colores, olores, sabores y sonidos exóticos que asombran a cualquiera, para bien o para mal. Nuestro paso por este fascinante país nos ha dejado experiencias inolvidables y amigos entrañables. Pero sobre todo, nos ha revelado a un pueblo devoto que con mucho fervor protege y conserva –muchas veces apoyando con más de lo que tiene- los miles de templos y pagodas en los que veneran a Buda & friends.

Sin duda, este es un país que guarda varios de los sitios budistas más impresionantes del mundo. Pero una cosa es cierta: los monumentos que encontrarás en la mayoría de las ciudades se vuelven un poco repetitivos después de un rato. Es por eso que hemos decidido recomendarte los más especiales que visitamos, por si tienes poco tiempo o te empieza a aburrir ver mucho de lo mismo (que a nosotros no nos pasó).

Ciertamente ésta lista está hecha a partir de lo que más nos gustó a nosotros y de ninguna manera es objetiva y muchísima gente podría diferir. Eso sí, te aseguramos que valen muchísimo la pena y aunque no se conviertan en tus favoritos, no te arrepentirás de visitarlos.

Y el premio al Buda reclinado más impactante va para …  


MYA THA LYAUNG. Este magnífico Buda al aire libre está localizado en la ciudad de Bago, muy cerca del otro Buda reclinado también digno de mención, el  Shwe Tha Lyaung. Fue construído en 2002 y aunque no es el más grande de Myanmar –mide solo 82 metros- es unos de los pocos Budas de este tipo que no está techado ni rodeado por columnas. Esto te hace sentir diminuto pero a la vez libre, y que quieras quedarte buen rato sentado bajo su mirada contemplativa. Quizás algún chico simpático te querrá vender postales y contarte la historia de cuando se le cayó la mano por las lluvias y cómo se la reconstruyeron. Por lo regular no hay muchos turistas visitándolo así que te aseguramos que estar ahí te traerá una sensación de paz y serenidad que puede resultar un gran alivio del desmadre, ruido y alboroto que son la norma en la ciudad.


El premio al Buda sentado más majestuoso es para …


NGA HTAT GYI. Se encuentra en la pagoda del mismo nombre, en la ciudad de Yangon, al norte del lago Kan Daw Gyi y justo al otro lado de la avenida donde está el monasterio Chauk Htat Gyi (que tiene otro buda reclinado). El Buda de Nga Htat Gyi mide 14 metros y data del año 1900, porta una brillante armadura dorada y su tocado está cubierto de piedras preciosas reales. El trabajo de tallado en madera que está a sus espaldas es espectacular. Al entrar en el recinto el ambiente es tan agradable y apacible que dan ganas de sentarte a meditar o simplemente a admirar cada detalle.


El premio a la pagoda más suntuosa va para …


SHWEDAGON PAYA. Se localiza en la ciudad de Yangón, al oeste del lago Kan Daw Gyi. La leyenda cuenta que fue construida hace 2500 años –lo que la haría la más antigua del mundo- y que en ella están guardados 8 cabellos y un pedazo de manta de Siddharta Gautama. Mide 100 metros de altura y está cubierta por 26 toneladas de oro puro. ¡Esto es bling-bling de verdad señores! Está rodeada de un complejo de templos con Budas de todos tamaños, colores y texturas, lo que la hace parecer una pequeña ciudad sagrada. Algo es seguro, ninguna pagoda te sorprenderá más que esta. Puedes pasar mucho tiempo recorriendo los pasillos y alucinarte con tanto brillo, tanto color y tantos rituales que acostumbran los creyentes locales.


El premio a la subida más inspiradora a una montaña sagrada es para …


MANDALAY HILL. Esta montaña está situada al noreste del la ciudad de Mandalay, muy cerca del Palacio Real. La cima se encuentra a 240 metros de altura y llegar ahí es todo un reto físico (por lo menos para nosotros lo fue). Afortunadamente hay varios niveles en los que puedes tomar un descanso y tomar un cold drink para recuperar energía. En uno de esos niveles encontrarás un buda de pie señalando Mandalay con su dedo, donde según una antigua profecía, se asentaría una gran ciudad.  No te rindas porque al final te espera la Sutaungpyei Pagoda, con sus paredes llenas de cristales de colores, imágenes de seres divinos, y criaturas mitológicas representando los renacimientos de Buda; un coctel de imágenes que te harán sentir en medio de un sueño medio psicodélico. La vista del atardecer es la cereza del pastel así que ¡piernas listas capitán! No te arrepentirás.


El premio al Buda más místico va para …


MAHAMUNI BUDA. Está situado en el templo del mismo nombre que se encuentra al suroeste de la ciudad de Mandalay. Cuenta la leyenda que la imagen fue hecha cuando el Buda aún vivía, y que él mismo le imprimió su imagen idéntica y su le confirió su bendita esencia al soplar sobre ella. Es por esto que es uno de los Budas más venerados en Myanmar. La imagen está en un pedestal y los feligreses le pegan laminillas de oro en el cuerpo, es por ello que a través de los años se ha ido deformando para crear una masa amorfa que te dejará impresionado. Lo único que conserva en su forma original es la cara. En los alrededores hay estatuas de guerreros de bronce que una vez pertenecieron a Angkor y la gente las toca y se frota el cuerpo pues supuestamente tienen poderes curativos. Si caminando por ahí hay monjes que se ofrezcan a darte un tour gratis, cuidado porque luego son coquetos.


Y el premio a lo mejor en Myanmar va para


BAGAN. No por nada esta zona arqueológica es lo más turístico de Myanmar. Situada en el estado de Mandalay, esta ciudad antigua fue a capital del reino de Bagan, el primero en unificar todos los estados que más tarde constituirían el Myanmar moderno. Entre los siglos XI y XIII se construyeron más de 10,000 templos budistas a lo largo de casi 26 kilómetros cuadrados, de los cuales ahora quedan un poco más de 2,000. Esta ciudad de templos color rojo rodeados de vegetación es simplemente mágica, ¡nos sorprende que no haya sido nombrada como una de las 7 Maravillas del Mundo! Para recorrerlo puedes rentar una bicicleta (si quieres presumir tu buena condición física) o una e-bike que es un poquito más cara pero es más útil para poder cruzar los caminos de tierra que hay entre las avenidas principales y los templos. O ya si quieres gastar mucho dinero puedes rentar un auto de lujo privado con chofer. Pero si tienes tanta plata pues mejor paga el tour en globo aéreo. Ahí sí que debes quedar literalmente anonadado con la espectacular vista. Si andas de mochilero como nosotros, no te preocupes, igualmente puedes tener unas vistas fabulosas ya que hay varios templos a los que puedes subir, y si te agarra la tarde, mirar el atardecer. Créenos, no te conformarás con uno.

Eso sí, aquí todo es más caro que en las demás partes del país, desafortunadamente el turismo en masa hace que se desarrollen complejos que en nuestra muy personal opinión comienzan a destruir los sitios de interés; campos de golf, resorts, hoteles de lujo… Vaya, que por un lado está bien que generen empleo, pero también rompen con la esencia de los lugares y para los locales te conviertes en una billetera con pies. Así se las gasta el “desarrollo”, pero bueno, ese es otro cuento.

Como ya te habrás dado cuenta, todos los sitios que hemos mencionado nos han hecho sentir que estamos en un sueño mágico y Bagan definitivamente se lleva las palmas.